Arrodillado a mis pies, implora un perdón por diversas faltas cometidas en su instrucción.
En consecuencia, mientras lo tengo de rodillas, voy decidiendo que castigo aplicarle.
Ummh!......como me gusta tenerlo a mis pies.....
Apoyar mi zapato en su espalda.......
Se que va a asumir su castigo con dignidad, pues tambien yo se que está preparado para ello.......
Y tambien se que él no me va a defraudar.....
Aprobecho que estoy aqui para felicitarte por el blog
ResponderEliminarUn placer para Mí compartir cada momento de vivencias y experiencias con vosotros,un saludo y un abrazo querido amigo y cómplice.
ResponderEliminar